sábado, 5 de mayo de 2012

"La sombra de la depresión", la adevertencia de J. Bradford DeLong

Continua dando de qué hablar lo que pudiéramos llamar las consecuencias de la crísis económica-financiera de 2009 en los Estados Unidos y en el mundo. En "La sombra de la Depresión" J. Bradford DeLong nos recuerda que "cuatro veces durante el siglo pasado, una porción importante del mundo industrial cayó en profundas y largas depresiones caracterizadas por la persistencia de un alto nivel de desempleo: Estados Unidos en la década de 1930, los países industrializados de Europa occidental en esa misma década, Europa occidental otra vez en los ochenta y Japón en los noventa." 

Lo anterior para recordarnos que "en Estados Unidos, ya podemos ver señales de que la crisis iniciada en 2008 proyectará su sombra hacia el futuro: desde hace un tiempo, las proyecciones de prestigiosos analistas (tanto públicos como privados) respecto del PIB de Estados Unidos a largo plazo se vienen revisando a la baja." 

Bradford DeLong nos alerta sobre un detalle, ciertamente nada menor, para moderar nuestro regocijo frente a los datos de crecimiento del empleo en los Estados Unidos: "Podemos poner como ejemplo la participación de la fuerza laboral: lo habitual es que este indicador deje de caer una vez superado el punto más bajo del ciclo económico y que a partir de allí empiece a ascender otra vez; pero en los últimos dos años y medio la participación de la fuerza laboral no ha dejado de disminuir. Hay al menos algunos responsables de política monetaria que creen que la reciente reducción de la tasa de desempleo en Estados Unidos (que en gran medida se debió a la disminución citada) es una razón tan valedera para adoptar políticas más austeras como si la causa hubiera sido un aumento del nivel de empleo. En Europa, mientras tanto, se verifican más o menos los mismos procesos y las mismas respuestas (incluso, con mayor fuerza)."

La lección es muy clara: los datos de crecimiento del empleo en la economía estadounidense, sostiene DeLong, son el resultado de la menor participación de la fuerza laboral misma que de manera sostenida así lo ha venido haciendo en los dos últimos años y medio.

Recomendable la lectura de este artículo publicado en The Project Syndicate.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Nayarit y los retos energéticos nacionales


(Roberto Hernández es parte de la nueva generación de nayaritas que han realizado sus estudios de posgrado en el extranjero. En el caso de Roberto, es Maestro en Energía y Desarrollo Sustentable por la Universidad de Calgary en Canadá. Roberto Hernández es profesor-investigador en la Universidad Autónoma de Nayarit y actualmente participa en el grupo de trabajo sobre Problemas Ambientales y Desarrollo Sustentable. Mucho nos complace su incorporación a este espacio en el cual nos estará compartiendo sus comentarios, preocupaciones y enlaces sobre la materia.) 



Hemos escuchado y leído reiteradamente sobre la  importancia de “las energías renovables”, el cambio climático y la cada vez más compleja y onerosa tarea de búsqueda, recuperación y producción de  los recursos fósiles – llámese crudo, gas natural o carbón mineral.

El tema es considerablemente amplio y puede ser estudiado desde sus aspectos estrictamente técnicos, económicos, ambientales, sociales o políticos; esto por mencionar algunas áreas desde donde puede ser abordado el tema.  Más aún; la ecuación se vuelve compleja cuando esta diversidad de variables buscan encontrar su punto medio donde el resultado sea ganar- ganar para todos los actores involucrados.

Un aspecto en particular de reflexión en esta ocasión es el estado actual y perspectiva de los  combustibles para el transporte en México; particularmente tomando como ejemplo el  diesel  y  lo que implica para Nayarit.

La demanda domestica de diesel nacional ha sobrepasado la capacidad de producción durante casi todo el periodo de 1999-2009 y  la necesidad de importar diesel es evidente como se muestra en la siguiente tabla:


De acuerdo a datos estadísticos de PEMEX y perspectivas de la Secretaria de energía, el futuro cercano se visualiza de la siguiente manera:


La producción  mejora  a partir de 2015-2016 debido al incremento de capacidad de refinación, pero las multimillonarias mejoras  serán pronto alcanzadas por un incesante incremento de la demanda en parte, por el avance económico nacional que requiere más recursos para operar. Cabe mencionar que en 2010, más del 85% de la demanda doméstica  fue utilizada para atender la  demanda de diesel de la flota  vehicular nacional de acuerdo a la Secretaría de Energía. 

Aunado a esto,  la política pública de reducción del subsidio en los combustibles  busca homologar el precio de venta del preciado liquido en el país con el del mercado internacional.  Esto  beneficia económicamente al estado Mexicano  ya que  no absorbería  esta diferencia en precio. No obstante esto se hace a expensas  del bolsillo del mexicano,  el cual no es el “mejor parado en esta historia”, ya que este terminará pagando un combustible a precio de mercado internacional, pero con una capacidad adquisitiva por debajo de sus homólogos  Norteamericanos  y Canadienses  cuyo  salario mínimo federal es  $7.25 y $ 9.40 dólares por hora  respectivamente. Prueba de este deslizamiento  esta en el comportamiento del  precio al público de diesel  en México  que en 2003 era de $5.01/litro pesos, y  alcanzando al mes de Abril de 2012 los  $10.45/litro.

De lo anterior podemos apreciar que el  reto es considerable, una creciente demanda, una limitada oferta  domestica que se vuelve más costosa,  importaciones constantes del combustible y una política pública que traslada el precio real del combustible al consumidor. Todo esto sin entrar en detalles respecto a las  implicaciones ambientales como la generación de considerables cantidades de gases de efecto invernadero de origen antropógeno  y los riesgos de aventurarse en recuperación de crudo  y gas natural utilizando tecnologías no convencionales como el “drenaje gravitacional asistido por vapor” y “fractura hidráulica”; controversiales  en países de avanzada.

Direccionando esta reflexión a nuestro estado, la pregunta es: ¿Que capacidades se están construyendo en Nayarit  para enfrentar  los retos en materia energética tanto nacional como estatal?  ¿Qué acciones se encaminan a promover sistemas energéticos locales distintos al eléctrico?  ¿Bastará siempre con dejar a la Federación y sus emblemáticas instituciones PEMEX y CFE hacerse cargo del  asunto?   Si bien es cierto que la participación en  la generación eléctrica de las hidroeléctricas en el estado es respetable, estas no son de competencia  estatal en cuanto a la administración del recurso generado.

Hay un término frecuentemente  utilizado en las unidades de aprendizaje (materias) de sistemas energéticos que viene ad hoc con el comentario de hoy: Capacidad de resiliencia.  Este concepto hace alusión a la capacidad de adaptación frente a situaciones de estrés en un sistema; en este caso, la capacidad existente en nuestra sociedad  para hacer frente al cambio y permanecer en equilibrio.

En la actualidad los países industrializados están tomando acciones en términos de descentralización en la producción energética. Un ejemplo lo tenemos en los países escandinavos  los cuales llevan la delantera en la transición donde sus regiones y municipios se acercan a la  autosuficiencia  en materia energética con la adopción de sistemas energéticos renovables locales.

Por otra parte, existe ya en México el Programa de Fomento de Energías Renovables para los Municipios o la reciente Ley General de Cambio Climático, donde Nayarit debe prestar atención  identificando y gestionando el acceso a programas, proyectos, fondos y ayudas de carácter nacional e internacional.

Posiblemente participar en la proveeduría de vectores energéticos que sirvan de  sustitutos parciales de recursos fósiles, o como  insumo para procesos adicionales sea una opción viable para Nayarit al enfrentar el reto  antes descrito en torno al diesel; logrando así incorporarse en este importante sector productivo.  Tal vez Nayarit encuentre su nicho de aprovechamiento en otras acciones como producción de biogás proveniente de rellenos sanitarios o la  producción eléctrica  fotovoltaica.  Lo importante ahora es valorar las opciones  cuidadosamente  e iniciar los trabajos  sin que el síndrome de la rana hervida nos alcance. Definitivamente se requiere la construcción de competencias.


El incremento al Precio de las Gasolinas y el Diesel en México

Durante los últimos meses, el incremento a los precios de productos petrolíferos, particularmente del gas licuado, de las gasolinas premium, magna y del diesel han llamado la atención de miles de consumidores los cuales repentinamente parecieran darse cuenta de este hecho. Hay razones para que sea así: por una parte la cercanía del proceso electoral del 1 de julio, en el cual se renovarán los poderes Ejecutivo y Legislativo, permite que el tema pueda ser ventilado públicamente y coincidir o diferir con la justificación hecha por el gobierno federal en relación a dichos incrementos. En esta perspectiva, el debate se inscribe dentro del debate general sobre el papel estratégico de los precios del sector público. Por otra parte, aunque muy marginalmente, se ha incrementado el deslizamiento de 8 a 9 centavos mensuales para el caso del precio de la gasolina mismo que pudiera estar incidiendo en la molestia popular por los incrementos al precio de la gasolina.

Como se puede observar en la tabla elaborada por PEMEX sobre los precios al público de productos petrolíferos estos han venido ajustándose al alza desde 2007, si bien, como sostiene José Antonio González (subsecretario de ingresos de la SHCP) "desde hace ya varias décadas, un par de décadas cuando menos, la política del gobierno mexicano ha sido ir deslizando gradualmente los precios de los combustibles." Sobre las razones de dicho ajuste, argumenta el funcionario federal que "El objeto es seguir los precios internacionales, porque como se sabe una buena parte de las gasolinas en este país las importamos, por lo cual es importante que el precio al cual se vende actualmente  sea similar a los precios internacionales; porque además es un tema de costo de oportunidad, un tema del costo de la producción. Actualmente estamos más o menos como 30 por ciento debajo de los precios internacionales, y eso significa un subsidio de alrededor de 170 mil millones de pesos."  Hasta aquí la primera parte de la explicación: se trata de reducir el subsidio a la gasolina para que los precios internos reflejen, en alguna medida las variaciones de los precios internacionales del petróleo.


Por otra parte, en la miscelánea fiscal de 2008 se contempló por primera vez la aplicación del impuesto federal a la venta final de gasolinas y diesel para fortalecer a las entidades federativas, hasta que entrara en vigor la reforma constitucional que les permitiera establecer este tipo de impuestos a nivel estatal, por lo que se previó su vigencia hasta el 31 de diciembre de 2014La federación participaría con 36.00 centavos en el caso de la gasolina magna, 43.92 en la Premium y 29.88 centavos en el diesel. Esta ha sido la razón por la cual, dicha medida ha contado con el apoyo de los legisladores en las cámaras, la posibilidad de incrementar las participaciones a las entidades federativas vía el impuesto especial a productos y servicios.

El gráfico comparativo de precios de la gasolina magna nos permite observar que México junto con Bolivia y Venezuela poseen los precios más bajos en América Latina. De aquí pudiera inferirse lo que parece ser parte de la estrategia del gobierno federal en la materia que estamos comentando: converger con los precios existentes en los Estados Unidos. Una debilidad de la estrategia propuesta radica en ignorar la marcada diferencia entre el poder adquisitivo de los consumidores en México y Estados Unidos. Esto último en particular genera muchas inquietudes particularmente en nuestro país pues se está trasladando al consumidor el proceso de convergencia del precio de la gasolina con el precio de los Estados Unidos haciendo caso omiso de los diferenciales de ingresos.